El Consejo Mundial del Oro (WGC) ha rebajado sus perspectivas de demanda del metal amarillo para el segundo semestre de este año, después de que el mercado haya registrado una fuerte demanda física en el primer semestre.
Puntos destacados
“Algunos factores macroeconómicos, como el agresivo endurecimiento de la política monetaria y la continua fortaleza del dólar estadounidense, pueden crear vientos en contra, pero las sorpresas al alza para la inversión en oro siguen estando firmemente sobre la mesa. El WGC ve la demanda relativamente plana a finales de año“.
“La demanda de oro físico cayó en 948 toneladas o un 8% en comparación con el segundo trimestre de 2021. Sin embargo, la demanda de oro físico en el primer semestre del año ascendió a 2.189 toneladas, un 12% más en comparación con el primer semestre del año pasado.
“Aunque el primer semestre terminó bien, con la demanda de lingotes y monedas, ETF y OTC combinados registrando el tercer mayor primer semestre desde 2010, el segundo trimestre marcó un tono ligeramente más débil para los ETF, que ha continuado hasta ahora en julio. Y esto puede sentar un precedente para el resto del segundo semestre, dada una posible suavización de la inflación en medio de un agresivo endurecimiento de la política monetaria.”
“Aunque la inflación podría empezar a remitir en el segundo semestre, la situación de la oferta en muchos mercados de materias primas sigue siendo precaria y no se pueden descartar nuevos repuntes. Este entorno pondría aún más de relieve la seguridad del oro. Al fin y al cabo, el rendimiento relativo del oro sigue siendo sólido en 2022, lo que refuerza sus ventajas de diversificación en comparación con otras coberturas”.
“Además, la geopolítica es siempre un comodín y sigue siendo la principal preocupación de los inversores. Y, por último, el posicionamiento neto de los inversores en futuros es históricamente corto, lo que presenta un riesgo de cobertura a corto plazo ante un desencadenamiento positivo de los precios.”
“Aunque el consumo mundial de joyas se ha recuperado de lo peor de la debilidad inducida por el COVID que se vio en 2020, todavía no ha recuperado las medias trimestrales típicas -de unas 550t- que caracterizaron algunos años anteriores a la pandemia.”
“A pesar de la saludable demanda del segundo trimestre, el trasfondo macroeconómico de una moneda más débil, el aumento de la inflación y los tipos de interés más altos plantearon vientos en contra.”